Geider,  una experiencia especial 

¡Oh Dios tú eres mi Dios, por ti madrugo!

La oración apropiada para comenzar una jornada de nuestro año espiritual; el fin no es vivir una día más del programa sino encontrarse con Dios personalmente, todos hacemos lo mismo, pero no todos obtenemos los mismos resultados, cada quien tendrá su experiencia personal, según su intención y su disposición.

La razón de este año espiritual a mi parecer, es la de tener una intimidad con el Señor y de esta forma darle una respuesta, de cara a la vocación misionera. Yo creo que cada actividad que realizamos, es ya una muestra de la misión que nos espera, por muy insignificante que parezca a veces, es una preparación a la pastoral de la misión.

Dentro del programa tenemos, una parte académica por decirlo así, donde recibimos cursos de historia de la misión, la vida de nuestro fundador, cursos de lenguas, sesiones de psicología, talleres trabajo en equipo entre otros; la parte espiritual está compuesta por la eucaristía diaria que es la madre de todo, retiros espirituales, los miércoles tenemos día de desierto o de alguna sesión espiritual, también la lectio divina, adoración los jueves, meditación todas las tardes y tenemos horarios de silencio diarios, todo pensado para este tiempo de intimidad (he quitado: del que he) mencionado anteriormente. En fin, es un tiempo para nutrir el espíritu y las ganas de servir en la misión.

Geider con sus compañeros

Pero no todo es oración y estudios. En la jornada tenemos un espacio para el trabajo manual, tenemos huertas en donde cultivamos legumbres, tenemos maíz, ñame; animales que cuidar y alimentar, cerdos, gallinas, ovejas, conejos, patos, pavos, la piscicultura. Todo esto para  alimentarnos. Todo ello es una reto. Trabajar con las altas temperaturas de (he quitado la l ) Benín, (suprimo la coma)no es nada fácil, te cansas muy rápido y terminas hecho polvo al final de la jornada, pero todo lo haces por una sola persona, la persona de Jesús. Ha sido Él quien nos ha llamado y nos ha llevado a Calavi. En algo se parece todo esto a la misión en los pueblos del norte. La primera evangelización tiene sus retos: trabajos, cansancio, pero sobre todos sus alegrías, la alegría de trabajar para el Reino de Dios. Yo vivo esta alegría en este año espiritual, a pesar de todos los inconvenientes, dificultades que he tenido. Tenemos algún día para recrearnos (mejor descansar), sea con el deporte, actividades, que nos ayudan a conocernos y a vivir la fraternidad.

Todo lo que hacemos es en función del otro, nada nos pertenece. Y esta experiencia nos prepara a la misión de estos pueblos que esperan este reino de Dios, estos pueblos de África que tienen sed de Dios, del Dios vivo.

Este Dios que quiere vivir en nosotros.

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