Recordando a Francesco Borghero
La gran familia SMA rinde homenaje a quienes nos precedieron en el difícil camino de la misión evangelizadora. Fueron muchos los que con su esfuerzo, incluso con su vida, sembraron las semillas de los copiosos frutos que hoy recogemos. Cada año es un personaje relevante en la historia de la SMA España quien recibe el merecido homenaje, en una peregrinación a los lugares que fueron escenarios de su vida e intentando mantener vivo su recuerdo. Este año el protagonista ha sido Francesco Borghero, misionero SMA que, aunque italiano, estuvo muy vinculado a España, tanto por la forma en que llegó a África, en compañía de nuestro Francisco Fernández, como por el traslado de niños rescatados de la esclavitud al Colegio Beato Pedro Claver de Puerto Real.
Peregrinar a los orígenes, es un ejercicio de gratitud a los que nos precedieron y nos indicaron el sendero que conduce a puerto seguro; es asomarnos al semillero dónde reconocernos y saborear el fruto que nos alimenta. El primer contacto del grupo lo tuvimos dentro del aeropuerto para tomar el avión que nos llevaría a Milán. Todos los rostros mostraban esa alegría interna que expresa el deseo de vivir experiencias intensas y bonitas. En Génova nos esperaba el Provincial SMA de Italia, Ceferino, tuvimos la suerte que era argentino, y poder comunicarnos en la lengua común. Resultó ser muy simpático y acogedor, el trato que tuvimos con él durante toda nuestra estancia en Italia, fue muy cordial y agradable.
Ya en Milán, nos dirigimos a visitar el centro de la ciudad y el monumento más recomendado y espectacular: el Duomo de Milán, su Catedral, es una joya del siglo XIV, todo el exterior revestido de mármol blanco es una maravilla; tanto el interior como el exterior, es un símbolo extraordinario del arte gótico; un derroche de belleza, en el mejor sentido.
A media tarde nos recogía un autobús para llevarnos a Génova. Precioso el paisaje, atravesamos la cordillera de los Apeninos, vueltas y revueltas, pero a derecha e izquierda, un paisaje bello e impresionante. Llegados Génova, nos alojamos en la residencia de las Hnas Marcelline, un Centro destinado a varias actividades, muy bien situado a diez minutos de la playa.
Al día siguiente, viernes, lo pasamos visitando la zona de los pueblos del Cinque Terra; el Santuario de Soviore, precioso todo el enclave. Comimos en un restaurante del entorno. El sábado lo pasamos en Génova, ciudad preciosa, casi a la altura de Milán. Toda la ciudad refleja la riqueza de tiempos pasados, por la importancia de su puerto en el Mediterráneo. Actualmente también tiene mucha vida por el turismo de cruceros, y por todo el comercio que proporciona su puerto. Visitamos Santa María di Castello, la parroquia de la SMA en
Génova, es un gran monumento histórico, al lado del puerto. Comimos en la parroquia acompañados por los compañeros que llevan la parroquia. Después de visitar el centro histórico de Génova, fuimos a la casa Provincial de la SMA en Italia. Allí tuvimos la misa con la comunidad y el grupo laico SMA de Italia. La celebración fue muy intensa y emocionante, concelebraron todos los misioneros, las lecturas se repartieron en las dos lenguas, las canciones en español.
El domingo era el día fuerte, el dedicado al Padre Borghero. Nos dirigimos hacia Ronco Scrivia, el pueblecito dónde había nacido y estaba enterrado nuestro misionero. Después de visitar por fuera su casa nativa, identificada con una placa, acudimos a la misa dominical.
La comunidad parroquial sabía de nuestra llegada y acudió expectante, la celebración no defraudó, concelebrada por nuestros cinco misioneros y el párroco,
En la homilía, traducida por Ceferino, Marcos presento la figura del misionero, emocionándose al recordar algunos momentos del diario misionero, la emoción fue general,
contribuyendo a que el evento fuera memorable. Antes de terminar la misa, se puso en la capilla de su enterramiento, la placa conmemorativa, quiso el párroco que, desde esa capilla, se diera la bendición final. Después, en el altar mayor, muchas fotos para el recuerdo. Los responsables de la parroquia nos acompañaron y ofrecieron una buena comida. Terminamos el día visitando el santuario de La Guardia, situado en lo alto de un monte, desde el que se disfrutaba de vistas preciosas.
El último día regresamos a Milán, allí fuimos a visitar a las Hnas. de Nuestra Señora de los Apóstoles, religiosas SMA, porque fueron fundadas por un misionero SMA, Planque. .