Ana Ángeles Contreras

La solidaridad, como compromiso de participación en la lucha por alcanzar la justicia social, no tiene más límites que el de la propia voluntad. Así lo entiende este grupo gaditano de hombres y mujeres, pequeños y mayores, alumnos y profesores, que comparten la idea de que, todos unidos, podemos lograr un cambio positivo en las vidas de los más necesitados.

El pasado sábado 10 de junio celebramos el fin de curso en Finca África (Madrid).

Amaneció un día espléndido, soleado, con una temperatura ideal para pasarlo al aire libre. La lluvia de los días anteriores hizo que la finca estuviese espectacular, verde y agradable. Además, Marcos no para de trabajar allí y ahora han aparecido fuentes que antes no se veían, cañerías nuevas, enredaderas podadas, detalles que hacen de la finca un lugar cada vez más bonito.

Estábamos convocados a partir de las 10:30h, poco a poco fuimos llegando y saludándonos con alegría, un abrazo, un beso, una sonrisa. Y de forma espontánea preguntábamos “¿qué hay que hacer?”. Nos fuimos distribuyendo para enfriar bebidas, dejar preparada parte de la comida e ir colocando sillas a la sombra de las encinas para hacer un semicírculo alrededor del altar, que se adornó muy bonito con flores silvestres y telas africanas.

Estaba también con nosotros Fabien, provincial SMA de Togo, que hizo una parada en Madrid de camino a la reunión del Consejo Plenario que se celebraría días más tarde en Francia.

Alrededor de las 12:00h y “cantando al amor de los amores” comenzamos nuestra Eucaristía. Las lecturas de la celebración nos hablaban de la bondad de Tobías y de la viuda que dio todo lo que tenía para vivir. Estas lecturas del pasado se hicieron  presente escuchando el testimonio de Isidro Izquierdo: su preocupación por el  yihadismo que ahoga la vida de las personas, su forma de testimoniar a Dios a través del amor, su afán por ofrecer oportunidades de trabajo, comida, educación y asistencia

sanitaria en su misión de Níger. Juntos agradecimos todas nuestras misiones en África, el trabajo de los misioneros y el de tantos colaboradores de la SMA. Después, en este ambiente festivo, compartimos una comida y barbacoa riquísimas, todo tipo de bebidas, dulces y café. Y tras una sobremesa larga de risas y conversaciones variadas, volvimos a casa tan contentos,

Ana Ángeles Contreras